En el despacho que dirijo hemos aprendido a ser más efectivos que antes gracias al teletrabajo. Las tendencias y peticiones de los clientes también están en evolución.
El coronavirus ha traído algunos cambios al sector de la construcción, algunos más positivos que otros, a pesar de haber sido uno de los que ha frenado menos su actividad durante el estado de alarma impuesto durante los últimos tres meses. El cumplimiento de las nuevas normativas de seguridad relacionadas con el Covid-19 que una obra debe cumplir en la actualidad ha dificultado los procesos de ejecución. Algunas de las medidas de seguridad impuestas son muy difíciles de cumplir en una obra, como ejecutar trabajos en espacios reducidos cumpliendo con las distancias mínimas exigidas para evitar la propagación del virus entre los trabajadores. En algunas ocasiones se ha tenido que reducir personal para poder asegurar este distanciamiento, implicando retrasos en los plazos y mayores costes de ejecución.
La crisis económica afectará al sector de la construcción y se prevé que la inversión en obras disminuirá los próximos meses, bajando el número de proyectos a realizar también. Las obras que en la actualidad están en marcha vienen de proyectos iniciados con anterioridad al estado de alarma y será en el transcurso del próximo año cuando se denote la disminución de proyectos.
El sector del lujo suele estar ajeno a las crisis. Sin embargo, en esta ocasión, ante la imposibilidad de desplazarse entre países durante el estado de alarma, también se ha visto afectado, algo que hemos podido observar en el despacho que dirijo, Jaime Salvá Arquitectura & Interiorismo, radicado en Mallorca. Los clientes extranjeros no compran solares o viviendas a reformar si no se pueden desplazar hasta la isla para poder ejecutar la compra de la propiedad. Por lo tanto, hasta que no se produzca este desplazamiento, examinen la propiedad, y accedan a comprarla, no van a formalizar una compraventa.
Otro de los cambios que estamos observando tras esta crisis son más positivos y relacionados con nuestra propia dinámica de trabajo en el despacho. Sin duda en el equipo hemos aprendido a ser más efectivos que antes gracias al trabajo en remoto que hemos coordinado durante el confinamiento, perfeccionando la comunicación a través de diferentes aplicaciones y programas informáticos. Estos sistemas de trabajo facilitan el orden y la gestión de las tareas, permiten registrarlas y archivarlas de manera sencilla, pudiendo ser consultadas en cualquier momento por cualquier miembro del equipo, reduciendo distracciones y distribuyendo las tareas de manera más eficiente.
No sólo con el propio equipo interno del despacho hemos avanzado en el trabajo telemático. También con nuestros clientes. A día de hoy, tener una reunión con un cliente por videoconferencia se ha normalizado, lo que permite reducir considerablemente el tiempo destinado en cada encuentro, evitando los desplazamientos y aumentando la efectividad para ambos.
Incluso durante el estado de alarma, hemos realizado visitas de obra de manera remota, a través de videos y fotos. Nos hemos dado cuenta de que en algunas ocasiones, poder resolver una duda a un constructor desde el ordenador ha sido más efectivo que resolverla in situ, ya que a menudo algunas situaciones requieren de un estudio profundo de planos y normativas que no se puede hacer fácilmente desde un teléfono móvil desde la obra. En la mayoría de ocasiones, estas dudas generadas en una visita se van acumulando y no es hasta la llegada al despacho cuando se pueden resolver. Mientras que si la visita de obra se realiza de manera remota, muchas de las cuestiones que se plantean se pueden archivar en el momento. El ahorro en tiempo de desplazamientos y duración de la visita de obra es considerable.
Otro de los efectos positivos que hemos detectado desde el estado de alarma es que algunas tramitaciones con administraciones han sido más ágiles en Mallorca. Si antes de la crisis del coronavirus algunos trámites podían demorarse hasta 10 y 12 meses, estos mismos plazos han sido reducidos a dos o tres meses en algunos de los proyectos que estamos llevando a cabo. Cabe señalar que no todas las administraciones han experimentado esta mejora, ya que hemos detectado que muchas de ellas no estaban preparadas para teletrabajar y ha sucedido todo lo contrario.
Con esta etapa de experimentación de teletrabajo, hemos visto muchas ventajas en la utilización de las nuevas tecnologías para el desarrollo de videoconferencias, visitas de obra en remoto y trabajo en equipo de manera remota. Creo que esta dinámica, irá en aumento y las reuniones presenciales deberán tener un valor añadido que las haga necesarias, ya que a no ser que sea imprescindible la presencia física, van a ser sustituidas por el contacto remoto, como por ejemplo, a la hora de hacer un brainstorming o un teambuilding, momento en que la presencia física seguirá teniendo valor.
Las demandas de los clientes a partir de ahora creemos que también van a orientarse a la creación de espacios en los que teletrabajar. Los clientes que tenemos en el despacho cada vez más demandan espacios para trabajar en remoto desde sus casas. Y a diferencia de hace unos años, cuando el uso de los ordenadores portátiles permitían poder trabajar en cualquier rincón de la vivienda, la novedad post-confinamiento será la necesidad de aislar acústicamente estancias para poder realizar videoconferencias sin condicionar a la dinámica del resto de la familia.
Los espacios abiertos y diáfanos cada vez son más importantes. Como por ejemplo, las cocinas abiertas como elemento principal de la vivienda, que se ha convertido en la zona más social de la casa. Cuando el tamaño de la vivienda lo permite, nos demandan una segunda cocina, llamada la “dirty kitchen”, donde el desorden que a veces conlleva el acto de cocinar deje de estar tan expuesto.
Considerando que el salón-comedor-cocina en la actualidad suelen ser zonas muy abiertas y conectadas, el resto de espacios pueden ser flexibles, de manera que un dormitorio de invitados pueda convertirse en un despacho o en una zona de juegos para los niños. En viviendas de a partir de cuatro dormitorios, nos demandan una segunda sala de estar, ubicada en la mayoría de ocasiones en la planta piso, más relacionada con las habitaciones, donde poder ver la televisión de manera relajada antes de irse a dormir, dejando el salón principal como un espacio más social.
Después del confinamiento, el valor del concepto de la vivienda también ha aumentado. La calidad y funcionalidad de los espacios, la iluminación natural y artificial, la ventilación cruzada, el diseño y la necesidad de reducir la factura de electricidad mediante soluciones arquitectónicas, son factores que considero que se tendrán más en cuenta a la hora de invertir en una vivienda. La figura del arquitecto o diseñador de espacios tendrá por lo tanto un valor mayor tras la crisis del coronavirus.